Consejos Rehabilitación

¿Cómo tratar el esguince de tobillo? Tratamiento y rehabilitación  

11 Jan 2022

Ninguna persona está exenta de lesionarse en algún momento de su vida. Si te acaban de diagnosticar un esguince de tobillo, aquí encontrarás la información que necesitas saber. Conoce a continuación cuál es el tratamiento y la rehabilitación más recomendados según la gravedad de la lesión. Asimismo, toma nota del cuidado personal para favorecer su curación.

¿Qué es un esguince de tobillo?  

El tobillo es una estructura de gran complejidad que está conformada por huesos, articulaciones, músculos, tendones, nervios y vasos sanguíneos. Cuando realizamos algún movimiento inadecuado, recibimos un golpe o nos caemos, las posibilidades de padecer un traumatismo de este tipo aumentan.

Un esguince consiste en un desgarro o estiramiento parcial de uno o varios ligamentos del tobillo. Recordemos que dichos tejidos mantienen unidos los huesos. Suele ser confundido con una torcedura, sin embargo esta última no implica una lesión de los mencionados tendones.

En el caso de los esguinces sí se produce la rotura de las fibras. Según el nivel de afectación se pueden clasificar en 3 categorías:

  • Grado I: Estiramiento leve de los ligamentos.
  • Grado II: Desgarre parcial de los ligamentos.
  • Grado III: Lesión grave, desgarre total de los ligamentos.

Obtener un diagnóstico acertado es fundamental. En nuestra clínica osteopatía tenemos profesionales cualificados que te ayudarán a determinar el plan de tratamiento y rehabilitación más conveniente de acuerdo a la gravedad de la lesión.

Principales factores de riesgo  

El riesgo de padecer un esguince de tobillo aumenta en los siguientes casos.

  • Ejecutar prácticas deportivas diversas: Los deportes como el básquetbol, el fútbol americano, los saltos, el tenis o todos aquellos que impliquen un cambio rápido de dirección.
  • Fatiga o estado físico deficiente: La falta de fuerza y flexibilidad, así como los músculos cansados pueden hacerte más propenso a los esguinces. Tener un buen soporte es fundamental si queremos que nuestras articulaciones no sufran.
  • Calzado inapropiado: Los zapatos de taco alto o que no se ajusten correctamente en el pie suelen ser contraproducentes.
  • Lesiones previas: Las probabilidades de padecer un nuevo esguince de tobillo se incrementan si previamente habías tenido una lesión parecida.
  • Correr o caminar sobre superficies irregulares: Es muy fácil apoyar el pie incorrectamente en una superficie resbaladiza o desnivelada. También pudiera ocurrir que otra persona sin querer tropiece contigo y se produzca la lesión. 

Síntomas que no debemos ignorar  

Según la gravedad de la lesión, los síntomas de un esguince de tobillo pueden variar. Estos son los más habituales:

  • Zona hinchada.
  • Aparición de hematomas.
  • Sensibilidad al tacto.
  • Limitaciones para mover el tobillo e inestabilidad, dificultades para caminar como de costumbre.
  • Dolor leve, moderado o intenso, sobre todo cuando apoyas el pie.
  • Adormecimiento en la zona afectada.

En todos los casos nunca debemos ignorar las señales que envía nuestro cuerpo. Si sientes algunos de los síntomas anteriores te recomendamos contactar a tu médico. Nuestros especialistas en osteopatía te acompañarán durante todo el proceso de rehabilitación hasta conseguir la completa mejoría.

Tratamiento oportuno y eficaz  

El proceso de diagnóstico resulta imprescindible. Sería imprudente aplicar un tratamiento sin identificar con exactitud el grado de la lesión. El médico tratante examinará el tobillo, verificará los puntos de mayor sensibilidad y determinará la amplitud de movimiento.

Cuando así lo considere, también podrá recomendar otras exploraciones a fin de evaluar a mayor profundidad el daño, tales como radiografías, resonancia magnética, ecografías o tomografías computarizadas.

El tratamiento para los esguinces de tobillo está directamente relacionado con la gravedad de la lesión. Su objetivo principal es reducir la inflamación y el dolor. Asimismo, trabaja simultáneamente a favor de la recuperación de la funcionalidad y curación.

El cuidado personal tiene un impacto positivo en el proceso de sanación. Los afectados podrán aliviar las molestias a través del reposo, colocar compresas de hielo en la zona afectada, utilizar una venda para mitigar la hinchazón o elevar la extremidad para drenar el líquido acumulado.

El especialista médico indicará los medicamentos requeridos para controlar la dolencia o sugerir el uso de ciertos dispositivos hasta que la molestia se reduzca. Por ejemplo, muletas, cintas deportivas, tobilleras, vendajes elásticos, yeso, bota para caminar u otros. Si te cumplen a las indicaciones notarás la mejoría muy pronto.

La osteopatía y el esguince de tobillo  

Es muy frecuente que en las situaciones de mayor gravedad el médico derive al paciente a otros especialistas terapéuticos. El tratamiento osteopático trata de manera oportuna y eficaz los síntomas. Contribuye a reducir la hinchazón y mejorar la movilidad.

Nuestros osteópatas ofrecen asesoramiento personalizado. Recomiendan los ejercicios de estiramiento más adecuados según la afección a fin de fortalecer las articulaciones, reducir los posibles bloqueos y recuperar la función.

El entrenamiento de los músculos del tobillo debe ser tratado por los que saben. Las sesiones regulares te ayudarán a mejorar la estabilidad poco a poco. De esta manera, podrás incorporarte a las actividades cotidianas o deportivas a tu ritmo y según el nivel de evolución. 

Medidas de prevención  

Los esguinces de tobillo suelen ser muy molestos y a veces bastante dolorosos. Claramente afectan nuestra vida. Aunque resulta imposible evitar al 100% que en algún momento enfrentemos una lesión de este tipo, si podemos aplicar ciertas medidas preventivas:

  • Antes de llevar a cabo cualquier actividad deportiva asegúrate de realizar el precalentamiento. Esta es una manera muy sencilla de evitar desgarros, torceduras o esguinces. Además contribuye a incrementar la frecuencia cardíaca y favorece el movimiento de las articulaciones.
  • Usa calzado y equipamiento adecuado según la ocasión. Descarta los zapatos de tacón alto y puntiagudo.
  • Prepárate con anticipación. Si no estás preparado para hacer algo simplemente no lo hagas. Podrías acabar con una lesión grave innecesaria.
  • Evita las superficies irregulares o desniveladas.
  • Realiza ejercicios que te ayuden a incrementar la flexibilidad muscular y fuerza. Se aconseja practicar entrenamiento de estabilidad.
  • Si tienes una lesión previa no olvides utilizar un dispositivo de inmovilización adecuado. Así reducirás significativamente el riesgo debido al impacto.
  • Nunca lleves a cabo ninguna clase de entrenamiento si te encuentras en situaciones de fatiga, esto sería contraproducente y aumentas las probabilidades de lesión.
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